Confucionismo, un sistema ético basado en lo terrenal
A menudo, el confucionismo es considerado más como un sistema ético que como una religión.
Se trataría de un sistema ético de humanismo optimista, el cual tuvo un impacto fundamental en la sociedad y filosofía política de China. Su fundador fue Confucio, un reconocido pensador chino nacido quinientos años antes de Cristo.
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Su influencia se extendió también sobre Corea, Japón y Vietnam. Hasta el siglo VII era la religión oficial de China. El canon del confucionismo está compuesto por los Cuatro libros, una recopilación que sería publicada por primera vez en 1190. Los libros son: Gran Saber, Doctrina de la medianía, Analectas y Mencio.
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Creencias del confucionismo
Culto a los antepasados. Se veneran los ascendientes difuntos cuyos espíritus gobiernan las fortunas de los descendientes. Sus almas pueden beneficiarlos o castigarlos.
Piedad filial. Los miembros más jóvenes de la familia deben rendir obediencia y devoción a los ancianos de la familia.
El confucionismo considera el cosmos como una situación cuyo origen es armónico y se encarga de la regulación de las estaciones o de la vida humana, animal y vegetal.
Un gobierno malo va en contra del orden natural, por lo que viola los mandatos del cielo. Y es que del cielo provienen todos los mandatos que deben seguir sus practicantes.
El emperador o el rey es el Hijo del cielo, lo que le convierte en la única persona que puede mediar entre el cielo y los hombres. Tiene la autoridad para celebrar ritos.
Confucio enseñó que es el propio hombre quien es capaz de hacer lo necesario para mejorar su vida, gracias a la confianza en la virtud que lleva en su interior para poder lograrlo.
Ritos del confucionismo
Están muy relacionados con la muerte, algo de gran importancia en la cultura china. Los muertos proporcionan protección, felicidad y prosperidad, según sus tradiciones. Por ello, en el momento en el que una persona agonizaba debían realizarse estos ritos:
Almohada
Se quitaba de la cama para que la persona agonizante no viese sus pies, pues si esto ocurría la desgracia caería sobre su familia. Nunca se volvería a utilizar dicha almohada, arrojándose al techo de la casa para que se descompusiera ahí.
Ropas
Al prepararse la vestimenta del futuro difunto se elegían botas de papel suave porque las duras le harían daño al muerto. El traje tenía que ser nuevo.
No se le colocaba cinturón y los botones nunca debían ir abrochados ya que se pensaba que si no los niños de la familia podían ser secuestrados.
Cama
Se colocaba al moribundo en una cama que no era la suya para alejarlo así de los malos espíritus y darle la opción de descansar en paz.
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