Cruz de Caravaca, ampárate bajo su protección
La Cruz de Caravaca es uno de los relicarios más sagrados de la Cristiandad. En su interior se guardan dos astillas del Lignum Crucis (madera de la cruz), pertenecientes al madero donde pereció Jesucristo.
La tradición cuenta que el Lignum Crucis, forma parte de la Vera Crux (cruz verdadera) encontrada en Jerusalén por la Emperatriz Elena de Constantinopla (250 – 329), madre del emperador Constantino.
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La emperatriz dividió la cruz en dos partes, dejando una en Jerusalén y transportando la otra a Roma. Durante la toma de la Ciudad Santa por el sultán Saladino (1187), se perdió el rastro de la reliquia que se encontraba allí.
La leyenda asegura que apareció, llevada por dos ángeles (Miguel y Gabriel), en el Castillo Santuario de Caravaca (España), que hoy en día es conocido como Basílica del Real Alcázar de la Vera Cruz.
La reliquia original fue robada el 14 de febrero de 1934. Los ladrones se llevaron la astilla y dejaron el relicario; sin embargo, el Papa Pío XII entregó dos nuevas esquilas del Lignum Crucis a los fieles de Caravaca, quienes las recibieron el 30 de abril de 1942.
¿Para qué usar la Cruz de Caravaca?
La Cruz de Caravaca posee doble brazo horizontal (se le conoce como cruz patriarcal), donde el tramo superior es menor que el inferior. Además de la imagen de Jesús crucificado, posee la figura de dos ángeles que sostienen la parte baja del madero base.
La figura de la Cruz de Caravaca es utilizada como talismán contra el Mal de Ojo, y cualquier otro tipo de negatividad, también ofrece Protección Divina contra enfermedades y accidentes. Su poder aumentar, si en lugar de adquirirla es regalada por una persona querida.
Antes de usarla se recomienda purificarla con agua bendita, bien sea por cuenta propia o por un sacerdote. Una vez limpia, puede portarse como amuleto, o colocarla cerca de la entrada de la casa para garantizar protección.
Oración a la Cruz de Caravaca
Existen muchas plegarias dedicadas a la poderosa Cruz de Caravaca, a continuación te transmitimos una de las más populares, de autor desconocido:
Gloriosa Cruz de Caravaca me acojo a tu poder grandioso, para que tu fuerza aleje de mi vida cualquier mal, peligro o enfermedad que me aqueje, y retire las penas que me afligen, los problemas que me intranquilicen y las dificultades que me atormenten.
Oh, Cruz Celestial, por el poder del bien, líbrame de todo mal.
Incline el Señor su oído a mi súplica, y ante Él imploro el amor, la comprensión y la amistad, el trabajo, el progreso, y la prosperidad, el bienestar, la salud y la buena suerte, la protección y defensa para mi vida y la de los míos.
Guíame, Santa Cruz de Caravaca, en el tránsito de mi vida terrena e ilumíname el camino.
Presérvame en los momentos más peligrosos de mi vida, sobre todo cuando mi salud esté debilitada o quieran causarme daño.
Te suplico, Santa Cruz bendita, que tu apoyo llegue a mi vida y yo me encuentre asistido, para seguir manteniendo mi voluntad, energía y salud.
Amén.
Al finalizar, se recomienda recitar un Padre Nuestro, un Ave María y un Credo de los Apóstoles, como acción de gracias.
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