Leyendas Españolas, 3 historias que te encantarán
Muchas de las leyendas españolas han traspasado sus fronteras, llegando a influir, principalmente, a toda América Latina. Sus historias rescatan mitos, batallas, relatos populares de sus comunidades, personajes famosos e innumerables narraciones desde antiguo hasta la época moderna.
Siempre estas historias tienen algo de fantástico y algo de real y por ello logran cautivar a los que las escuchan, perpetuándose por años en el inconsciente colectivo de los pueblos. Veamos algunas de las leyendas españolas que aún se cuentan en los pueblos.
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Leyendas españolas
“La Güestia” (Huestia)
Esta leyenda, de origen gallego y asturiano, alude a una procesión nocturna de muertos, almas en pena que vagan con sus lamentos y llantos. Se cree que son espíritus que no tienen paz y tienen asuntos por resolver, deambulan entre la tierra y el purgatorio.
Se cree, también, que estos espectros no andan en la Tierra para asustar a los vivos, sino por el contrario, ayudan a trasportar el alma de los difuntos. Sin embargo, si se topan con esta procesión es mejor no tocarlos porque también se cree que los de la Güestia le dan con una estaca y les dicen: “anda de día, que la noche es nuestra” y los hombres o mujeres tocados, mueren inmediatamente.
La Leyenda de los amantes de Teruel
Otra de las leyendas españolas se remonta al tiempo de la Edad Media. Se cuenta que Isabel y Diego crecieron y jugaron juntos en Teruel, Aragón. Ambos eran de familias nobles de la ciudad.
Al llegar a jóvenes, Diego pidió la mano de Isabel, pero su padre no aceptaba el matrimonio ya que la familia de Diego había perdido su fortuna y los consideraba de un linaje inferior.
Los amantes, desconsolados, hicieron un juramento: Diego se iría a las cruzadas, donde conquistaría fama y riqueza y al cabo de cinco años volvería para obtener su primer beso y casarse con Isabel.
La muchacha esperó largos cinco años, incluso escuchando rumores de que su amado había muerto en batalla. Al cumplirse los cinco años, y presionada por su padre, Isabel aceptó casarse con Pedro de Azagra. A los cinco años y un día se celebró la ceremonia.
En ese mismo día, regresaba Diego, con honores y riquezas y con la esperanza de por fin besar a Isabel. Diego, al enterarse que su amada se había casado ese mismo día, quedó desconsolado. Fue hasta su casa para reclamar al menos, el largamente esperado beso de amor, pero Isabel no quiso romper los votos de su casamiento y se lo negó.
Al ser rechazado, Diego cayó muerto como atacado por un fulminante rayo de desconsuelo y tristeza. Isabel logró colarse en el funeral y quiso dar el beso a Diego que le había prometido y negado. En ese mismo instante, al besarlo apasionadamente, cayó muerta encima del cuerpo de Diego. Las familias al ver todo lo acontecido decidieron enterrarlos juntos con la esperanza de que quedaran juntos para la eternidad.
La leyenda de “La Mariposa”
Esta historia es de Asturias y cuenta que, en una aldea de esta región vivía un padre viudo con sus dos hijas.
Inés era su preferida porque nunca lo contradecía y se casó con el hombre que su padre le había propuesto. Por su parte Clara, decidió casarse con el hombre que ella había escogida y del cual estaba enamorada. El padre, desilusionado con Clara, la desheredó y le dijo que nunca más volviera a su casa.
El matrimonio de Clara pasaba por necesidades económicas e infortunios y, a pesar de que su hermana Inés quería ayudarla, el temor a las represalias de su padre la hacía retroceder.
Cuando el padre murió, Inés estaba decidida a ayudar a su hermana, pero esta vez fue su esposo quien le prohibió brindarle ayuda. Inés, muy afligida, rezaba y pedía a Dios que le mostrara la forma de poder ayudar a Clara. Fue así que, un día, rezando en la misa, sintió un gran peso sobre su cabeza, al llevar la mano a su cabeza vio un mariposa que volaba, no puede ser que el peso que sentía lo causara una mariposa, pensó.
Llegando a casa, contó el fenómeno a su marido, pero éste no le dio la menos importancia. Al instante, el esposo también sintió el peso sobre su cabeza y vio que era una mariposa. Así la mariposa continuó posándose en su cabeza y la pareja sintiendo un inmenso peso. Inés dijo que esto era una señal de Dios para ayudar a su hermana.
Fue así que el marido de Inés concordó con ésta sobre la señal de la mariposa y accedió a compartir la herencia de su suegro con Clara y su marido, restableciendo los lazos familiares.
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