La serpiente y la luciérnaga: envidia y aprendizaje
La serpiente y la luciérnaga: una fábula sobre la envidia y la valoración personal.
La envidia es una estado mental de gran complejidad, que se alimenta de sentimientos negativos como la frustración, la tristeza y la rabia, ante la imposibilidad de tener aquello que se desea.
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La situación trasciende lo material. Es posible manifestar envidia hacia la vida profesional de otra persona, su situación sentimental, la relación que tiene con amigos y familiares, e incluso su estado de salud.
Cuando una persona sufre de envidia no piensa que su contraparte tuvo que esforzarse para conseguir el resultado obtenido, o cuantas veces falló y a pesar de ello, decidió continuar adelante.
El individuo envidioso sufre por el éxito de los demás, atribuyéndolo a la suerte, y puede llegar a rechazar o sabotear abiertamente al rival, que en la mayoría de los casos no entiende lo que sucede o se siente culpable.
Este hecho queda retratado fielmente, en la antigua fabula de la serpiente y la luciérnaga, que ha sido repetida en incontables ocasiones por guías espirituales y especialistas en el área de la autoayuda.
La serpiente y la luciérnaga: una fábula sobre la envidia
Cuenta la leyenda, que en una ocasión una serpiente encontró una luciérnaga en el bosque, y comenzó a perseguirla sin descanso. Durante 3 días y sus noches, la serpiente asedio al insecto.
La luciérnaga no podía comer ni reposar, ante la persecución del ofidio, sin embargo siguió adelante, hasta que sus fuerzas le fallaron y tuvo que parar ante su temible adversario.
Sintiendo la muerte venir a su encuentro, la luciérnaga se armó de valor y le preguntó a la serpiente si podía hacerle tres preguntas. El reptil, sabiéndose vencedor, aceptó la propuesta.
El insecto preguntó sí formaba parte de la cadena alimentaria del ofidio, a lo que éste contesto que no. La segunda pregunta fue, sí en algún momento le había hecho daño o algún tipo de mal. Nuevamente, la serpiente dijo que no.
Desconcertada, la luciérnaga interrogó: “sí no formo parte de lo que comes, y nunca te hice ningún mal, entonces ¿Por qué me persigues día y noche, sin descanso, para matarme?”
La serpiente rechinó sus colmillos con rabia, y respondió: “porque no soporto verte brillar”. Una respuesta dura, pero simple.
Si alguna vez te sientes desconcertado o culpado por la envidia que otra persona manifiesta hacia ti, saboteando tu trabajo o tratando invisibilizarte porque “no soporta verte brillar”, recuerda a la luciérnaga y la serpiente.
Cuando una persona envidiosa se cruza en tu camino, es un recordatorio de todas las bendiciones que tienes en tu vida y que normalmente pasas por alto. Agradece tus dones. La envidia es una carga para el que la siente, y nadie más.
Brilla con tu propia luz. Las personas positivas no se sentirán amenazadas por ello, querrán aprender y compartir contigo. Ojo: no se trata de ser arrogante, sino de ser auténtico y valorizarte, más allá de la negatividad de terceros.
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