Leyendas japonesas, 3 historias fantásticas

La historia de Japón es tan extensa y rica en historias y mitos. Por ello las leyendas japonesas son numerosas y van desde los mitos de la creación, historias del folclore hasta modernas leyendas urbanas.

Muchas de las leyendas japonesas han llegado al cine y son de las más espeluznantes y asustadoras. Como la película el Grito, o el Aro inspirado en la famosa muñeca Okiku o simplemente la inocente Hello Kitty, que esconde una leyenda urbana diabólica.

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Leyendas japonesas

Inari Ōkami el dios de la prosperidad

Cuenta la historia que, un aristócrata japonés llamado Hata no Irogu, practicaba con su arco y flecha y, en un lanzamiento, acertó perfectamente en su blanco, que era un mochi (galleta de arroz). Inmediatamente, la galleta se transformó en un bellísimo Tsuru (ave de plumaje blanco símbolo de la eterna juventud y la felicidad) y salió volando. Irogu lo siguió hasta lo alto de una montaña, en ese instante se produjo un fenómeno mágico, de las plumas de la criatura encantada se formó una extensa y exuberante plantación de arroz.

Irogu interpretó esto como un mensaje divino y en ese lugar construyó un santuario llamado Inari, dedicado a Inari Ōkami, venerado como el dios de la agricultura y del arroz, alimento básico de Japón y vital para la vida de todos. Creció la popularidad de esta historia, así como la del dios en todo Japón. Algunos dicen que el nombre Inari (“transportador de arroz”) nació de esta historia.

El misterio de la muñeca Okiku

Cuenta la historia que, había una niña de 3 años llamada Kikuko que estaba enferma. Su hermano, en un viaje a Sapporo, le compró una muñeca y se la regaló. A la niña le gustó tanto la muñeca que nunca se separaba de ella, le dio el nombre de Okiku.

Al año siguiente, en 1933, la niña no pudo recuperarse de su enfermedad y murió. El cuerpo de la niña fue quemado junto a los objetos de su pertenencia, sin embargo, se olvidaron de la muñeca que quedó en el oratorio y luego cerca de las cenizas de la niña.

La familia iba a menudo a orar frente a las cenizas de su hija y a su lado estaba Okiku. Curiosamente, comenzaron a notar que el cabello de la muñeca crecía. La familia creía que el espíritu de su hija Kikuko había quedado de alguna manera en su querida muñeca Okiku.

Cuando la familia, en la década del 40, se fue a vivir a la Isla de Sajalín, la muñeca quedó en el templo Mannenji, en la ciudad de Iwamizawa, Japón. Explicaran al sacerdote del templo las cualidades sobrenaturales de la muñeca, sin embargo, él aceptó cuidar de la muñeca. Todos los monjes del templo comprobaron con sus propios ojos como el pelo de la muñeca seguía creciendo.

Actualmente, el templo se ha convertido en una atracción para los turistas, que quieren comprobar la transformación de la muñeca. Se dice que, además de los cabellos de la muñeca (que antes eran hasta los hombros y hoy están por la cintura), los labios hoy están entreabiertos y húmedos cuando estaban cerrados y que la muñeca tiene expresiones vivas, pareciendo mirar a las personas o buscando una manera de volver a la vida.

Leyenda de Hello Kitty

Esta es una de las leyendas japonesas más recientes y no tiene documentación. Sin embargo, se ha difundido por casi todo el mundo y ha dado lugar a especulaciones y otras historias de asesinatos y sectas. Pero vayamos a la narración que circula por ahí.

Se dice que, en los años 70, había una niña de 14 años que padecía de cáncer a la boca y estaba en su fase terminal. Su madre, llamada Ikaka Shimizu, trabajaba como dibujante en la empresa Sanrio.

Desesperada, y después de recurrir a monasterios, médicos, religiones, curanderos, etc., la mujer buscó ayuda en el ocultismo. Hizo un pacto con el diablo, pidiendo por la recuperación de su hija a cambio de crear un personaje famoso que rindiera culto al demonio. La niña se recuperó milagrosamente.

Ikaka creo a la Hello Kitty y se dice que la inocente gatita no tiene boca en honor a la hija. Después renunció a la compañía japonesa sin razón aparente y sin dejar rastro.

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