Leyendas de la luna, conoce 2 historias de la mágica luna
La luna siempre ha acompañado al ser humano, era y es venerada. Esta fascinación ha dado origen a innumerables mitos y leyendas de la luna. Este satélite natural, desde antiguo, ha sido asociado al amor, la pureza, a lo femenino, la belleza, al misterio, a los cambios y muchas otras cosas.
Su particular brillo en medio de la oscuridad la hace poseedora de una cierta magia, pero también a ser asociada a desequilibrios emocionales, comportamientos violentos o “lunáticos”. Por ello son numerosas las leyendas de la luna y que pueden hablar de sus distintas fases y matices. Veamos dos de estas populares historias.
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Leyendas de la luna
Ixchel, la diosa Maya de la Luna
Ixchel era una mujer muy hermosa, con piel de ópalo, a la cual muchos pretendientes la cortejaban. Pero su corazón pertenecía a Itzamná, de quien estaba enamorada, y que también amaba a la joven doncella.
Un día, apareció un joven guerrero que se enamoró a primera vista de la joven Ixchel, pero ésta lo ignoraba. El joven guerrero quiso el corazón de Ixchel al igual que Itzamná, así que la hermana de la doncella, Ixtab, hizo de mediadora y convocó a un duelo a muerte entre los dos jóvenes, desconociendo el amor que su hermana sentía por Itzamná.
El duelo fue feroz e Itzamná estaba a punto de vencer cuando, en un descuido, su rival le dio un golpe mortal por la espalda. Al ver la muerte de su amado, la bella joven Ixchel se quitó la vida. Su hermana, al ver el error que había cometido, maldijo al guerrero victorioso y el nuca más alcanzó la gloria.
Sin embargo, el amor de los enamorados era tan fuerte que viajaron hacia los cielos para perpetuar su amor para la eternidad. Itzamná se convirtió en el dios Sol e Ixchel, nació nuevamente, convertida en la diosa Luna.
Para celebrar el eterno amor por su amada, Itzamná le regaló el brillo de la Luna y también a las brillantes estrellas que son las doncellas que mueren a temprana edad. Ixchel, además de ser la diosa de la Luna, representa la fertilidad y permite el nacimiento de los hijos.
El conejo y la Luna
Esta leyenda de la Luna de origen nipón intenta explicar las manchas que existen en la superficie lunar y que son visibles desde la tierra.
Se dice que, hace muchos siglos atrás, un viejo sabio que habita en la Luna decidió salir y recorrer la tierra para percibir cuál era el animal más generoso de este planeta. Se disfrazó de mendigo y se encontró con un zorro, luego con un mono y también con un conejo; a los tres les pidió comida aludiendo a que estaba muy hambriento.
El mono subió a un árbol y recogió algunas frutas que dispuso para el humilde hombre. El zorro por su parte, fue al río cazó un pez y se lo ofreció al hambriento sabio. Pero el conejo no tenía nada que ofrecerle, sólo un poco de hierba.
En un acto de entera solidaridad, el conejo le pidió al zorro y al mono que encendieran una hoguera y el propio conejo se ofreció como comida para el hambriento hombre, saltando sobre las llamas. Al ver esto, el hombre reaccionó, cambió su figura transformándose en el sabio de la luna e impidió al conejo a sacrificarse como comida.
Al salvar al conejo le dijo “tu actitud es muy gentil y generosa, pero no debes perjudicarte a ti mismo para ayudar a otros. Sin embargo, desde ahora te consideraré el más generoso de los animales y te llevaré conmigo para que vivas entre los dioses”.
El viejo sabio lo cargó entre sus brazos y retornó con él a la Luna. Se dice que, por ello, al mirar la Luna en su fase más brillante se puede ver al gentil y pequeño conejo preparando la mesa para la cena del hombre sabio.
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