Oración por los difuntos, para entraren al reino de los cielos
La oración por los difuntos es una práctica que realizan todos los cristianos para despedir, acompañar y ayudar a algún ser querido a partir de este mundo, para los espacios divinos.
No sólo es una tradición cristina, también en otras culturas se hace una oración por los difuntos. Recordemos el famoso «Libro tibetano de los muertos», que es una guía que ayuda al alma del difunto a recorrer los caminos necesarios para alcanzar la iluminación. 49 días están los budistas leyendo y ayudando al moribundo a liberarse del samsara y alcanzar el nirvana.
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La oración por los difuntos que te presentaremos en este artículo tiene que ver con la religión católica y se basa en la creencia que las almas necesitan purificarse antes de entrar al reino de los cielos, liberarse de las culpas y de las contradicciones. Por eso, la oración por los difuntos es tan importante, porque ayuda al espíritu a reconciliarse definitivamente y quedar purificado para entrar a los cielos.
Es la creencia Católica que algunas almas quedan en el purgatorio y a través de la oración, las misas y la caridad que hagan otras personas en nombre del difunto podrá salir de aquel sitio para ingresar a los cielos.
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Oración por los difuntos
Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno…
Dios de infinita misericordia,
confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad,
donde tú esperas a toda la humanidad,
redimida por la sangre preciosa de Jesucristo,
muerto en rescate por nuestros pecados.
No mires, Señor,
tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas,
con las que nos presentaremos ante el tribunal,
para ser juzgados para la felicidad o la condena.
Míranos con la mirada piadosa,
que nace de la ternura de tu corazón,
y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.
Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno,
donde ya no puede haber arrepentimiento.
Te confiamos, Señor,
las almas de nuestros seres queridos,
y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental,
o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de su vida.
Que nadie tenga el temor de encontrarte después de la peregrinación terrenal,
en la esperanza de ser acogidos en los brazos de la infinita misericordia.
La hermana muerte corporal nos encuentre vigilantes en la oración,
y llenos de todo bien,
recogido en nuestra breve o larga existencia.
Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra,
sino que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente.
Amen.
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