Salmo 40, la experiencia de David en su huida de Absalón
El Salmo 40 es uno de los últimos salmos mesiánicos, y se llaman de esa manera ya que fueron citados así en el nuevo testamento pues presentaban señales claras para la identificación del Mesías.
Encontramos aquí que mediante la revelación del Espíritu Santo él celebra en alabanza y agradecimiento la resurrección, el triunfo y la ascensión de el Señor Jesucristo mismo.
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Además, aquí se expresa una ligera nota de continuidad con el salmo anterior, el salmo 39. Hay ciertos historiadores que dicen que este salmo expresa la experiencia de David en su huida de Absalón.
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Usos del Salmo 40
La paciencia es una virtud. También es una forma en que el Señor nos da Sus bendiciones para nosotros. Así como la naturaleza espera pacientemente a que la lluvia y el rocío caían, de esta misma manera los santos pacientes esperan a Dios.
Cuando estamos en comunión con nuestro Padre celestial llegamos a conocerlo y aprendemos a esperar pacientemente en Él, porque Dios siempre tiene lo mejor en mente.
Las dudas y los temores sobre el estado eterno, son un pozo de la desesperación y de barro cocido, y lo han sido para muchos, inclusive para el Rey David, a pesar de esto el salmista esperaba pacientemente; continuó creyendo, esperando y orando.
Esto es aplicable a nosotros en esa misma situación; los que esperan pacientemente en Dios no esperan en vano.
Sí, es difícil ser paciente cuando realmente queremos algo, mas nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos y cuando somos capaces de manejar Su bendición. El orgullo, por el contrario, exige tener las cosas ahora, pero la humildad ve sabiamente el valor de la espera.
No debemos dejar que las circunstancias nos tientan a tomar el asunto en nuestras propias manos. Cuando apresuramos los planes de Dios o hacemos las cosas a nuestra manera, terminamos derrotados.
Aunque la espera puede ser una de las cosas más difíciles en la vida durante los períodos de espera, Dios nos enseña lecciones que no hemos podido aprender de otra manera.
Al final, nunca seremos avergonzados si decidimos esperar en Dios. Porque siempre es lo más sensato. Cuando otros exigen que corramos delante de Dios, debemos recordar que las programaciones y los planes del Señor son siempre mejores.
A demás de la clara referencia para las futuras generaciones judías para reconocer al Mesías, el Salmo 40 es una bella alabanza para la liberación divina y nos da razones para no perder la cordura y esperar en Dios.
Salmo 40
1 Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
Y tus pensamientos para con nosotros,
No es posible contarlos ante ti.
Si yo anunciare y hablare de ellos,
No pueden ser enumerados.
6 Sacrificio y ofrenda no te agrada;
Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado.
7 Entonces dije: He aquí, vengo;
En el rollo del libro está escrito de mí;
8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
9 He anunciado justicia en grande congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.
10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11 Jehová, no retengas de mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
12 Porque me han rodeado males sin número;
Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
13 Quieras, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.
14 Sean avergonzados y confundidos a una
Los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense
Los que mi mal desean;
15 Sean asolados en pago de su afrenta
Los que me dicen: !!Ea, ea!
16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.
17 Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.
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