La sardónice es una piedra que pertenece a la variedad de las calcedonias. Posee entre una y dos capas de calcedonia que pueden ser de color blanco. Otras veces las capas de la sardónice se presentan con color marrón o dorado.
El origen de su nombre proviene del término en latín iaspis, que significa jaspe. Por ello la sardónice es conocida también como jaspe sardo, sardonio o sardónique.
La sardónice en la historia
Hay referencias sobre ella en textos sagrados como la biblia. En el Apocalipsis se dice que la quinta de las doce piedras sagradas que hacen falta para fundar la Nueva Jerusalén es una sardónice.
Los romanos la valoraban mucho ya que la cera no se pegaba en ella. Con la sardónice se hacían sellos que las personas distinguidas portaban como anillos. También se utilizó la sardónice para elaborar camafeos, que son objetos ovalados en los que aparecen tallados relieves de figuras.
Durante la época medieval era utilizada como amuleto defensor frente a las malas vibraciones. También se creía que protegía contra cualquier dolor de tipo sentimental. Siglos más tarde las parejas se intercambiaban piezas de sardónice para fortalecer sus relaciones amorosas.
Napoleón Bonaparte se valió de esta piedra para colocarla en la cadena de los relojes que utilizaba en palacio como los que llevaba en sus desplazamientos. La reina Isabel I de Inglaterra la regaló al conde Essex un anillo de sardónice.
Propiedades curativas de la sardónice
- Muy apropiada para tratar heridas abiertas;
- Ayuda a mejorar los problemas relativos a enfermedades de huesos y pulmones;
- Minimiza las dificultades que pueda presentar el sistema nervioso;
- Sirve para hacer frente a la depresión, motivando al poseedor al hacerle ver el lado positivo de la vida;
- Impulsa la estimulación del sistema inmune;
- Antiguamente se usaba para refrigerar los ojos colocando dos piedras sobre los párpados.
Propiedades energéticas de la sardónice
Sin duda su mayor poder reside en la gran cantidad de energía positiva que irradia. Gracias a ella consigue motivar y quitar los miedos a su propietario.
Potencia el buen juicio, logrando así que las acciones a realizar pasen primero por el efectivo filtro de la razón. Facilita a su poseedor descubrir un sentido a su vida.
La sardónice resulta imprescindible para aumentar la autoestima. Con ella la fuerza de voluntad, la confianza en uno mismo, el vigor y autocontrol se encontrarán en las condiciones más óptimas.
Su poder atrae a las buenas personas, a las grandes amistades y también a la buena suerte.
La energía positiva que transmite evita que nos desviemos del camino correcto. Las malas decisiones serán cosa del pasado y nuevas oportunidades surgirán en los diferentes ámbitos de nuestra vida.
Ayuda a mejorar las relaciones de pareja. Mayor comunicación, estabilidad y complicidad harán que tal relación dure muchísimos años.
La sardónice favorece la armonía y liberación de la esencia del primer chakra. Es decir, consigue desatascar todas aquellas energías que por alguna razón desconocida se habían quedado bloqueadas.
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