Shakti, el principio femenino de la tradición hindú
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En la religión hindú, Shakti equivale a la representación del principio femenino, la energía femenina que alimenta a la divinidad. Su símbolo es la serpiente Kundalini, la cual se encuentra enroscada en la base de la columna vertebral, donde está situado el primer chakra, en el hueso sacro.
Como todo principio femenino está firmemente unida a su contrario, el principio masculino. En este caso sería Shiva, el cual está ubicado en la parte alta de la columna vertebral, a la altura del séptimo chakra.
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Ambos principios simbolizan las extremidades del eje vertical de los seres humanos, la intuición y la sensación, quienes unidas dan lugar a la iluminación. Son el Yin y el Yang.
Shakti es la creación, el cambio, mientras que Shiva es la consciencia y la facultad perceptiva. Cuando están en un nivel supremo los dos existen en una unión indivisible.
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La energía femenina de Shakti
En su origen, cualquier divinidad femenina de la religión hindú ha sido llamada Devi y asociada con la fertilidad. Posteriormente, cada Devi y su potencia se denominó Shakti.
Así, cada Shakti simboliza un aspecto de la Gran Diosa (Durgá o Kali). Por ello, se considera que cada Shakti en cuanto a Devi (Diosa) es complementaria a un Deva, incluso se piensa que es la energía de cada Deva.
Esta energía femenina nutre a la divinidad. Cada uno de los dioses siempre hace uso de esta energía para poder así potenciar sus dones. Esta energía no constituye algo separado de ellos, sencillamente es un aspecto de su ser.
Historia de Shakti
Según la tradición hindú, Shakti duerme plácidamente. En el momento en el que se despierta, realiza un viaje de ascenso cuyo objetivo es culminar en los centros de energía superiores para transformarse así en una hermosa diosa.
Cuando llega al séptimo chakra se encuentra con el principio masculino, Shiva, que sería nuestra consciencia espiritual, el cual se encuentra durmiendo sobre la flor de loto de mil pétalos. Shakti danza a su alrededor hasta lograr despertarlo con la fuerza del amor que emana de sus movimientos.
Shiva se une al baile hasta terminar fundiéndose con ella en un único ser andrógino, mitad femenino y mitad masculino, y realizando una especie de Boda Mística. Los opuestos se han unido, cuerpo y espíritu convertidos en unidad.
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