Ley del Perdón, el precepto para lograr el progreso espiritual
La Ley del Perdón, conocida también como Ley del Perdón y el Olvido, es una de las siete leyes mentales estudiadas en el campo de la Metafísica Cristiana, entre otras corrientes espirituales modernas.
Es habitual que todos tengamos algún resentimiento en el corazón con respecto a alguna o algunas personas. En función de la ofensa o daño causado por estas durará más o menos este tipo de resentimiento. A veces toda la vida. Sin duda algo verdaderamente triste. La Ley del Perdón trata de evitar estas situaciones.
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Odiar o estar enfadado con una persona, además de suponer un gasto de energía que no nos beneficia, supone también una enfermedad emocional que termina extendiéndose por todo el corazón hasta dejarlo muerto.
Aunque resulte difícil, el camino para lograr la prosperidad integral pasa por la Ley del Perdón. Un precepto básico para desarrollo espiritual de la persona. Perdonar a aquellas personas que nos hicieron daño implica una modificación importante a nivel espiritual, aunque a priori no nos demos cuenta.
La Ley del Perdón impulsa a las personas a conseguir este progreso espiritual limpiando su alma, permitiéndoles así vivir con tranquilidad.
Las siete leyes mentales
El escritor irlandés y ministro de la Iglesia de la Ciencia Divina, Emmet Fox (1886 – 1951), menciona estas siete leyes mentales en el libro “Make Your Life Worthwhile”, editado en 1942.
Fox, quien hoy en día continúa siendo uno de los autores más consultados en el área de la espiritualidad, explicaba que la comprensión de las leyes mentales, permitía al individuo controlar su pensamiento y su destino.
En “Make Your Life Worthwhile” (publicado en español con el nombre “Dale Valor a tu Vida”), se presentan las siete leyes mentales, a saber:
- Ley de la Sustitución
- Ley de la Relajación
- Ley de la Actividad Subconsciente
- Ley de la Práctica
- Ley de los Dos Factores
- Aquello en lo que piensas, crece
- Ley del Perdón
Este último precepto se basa en el poder del perdón como herramienta para alcanzar la evolución espiritual, distanciando al individuo de sentimientos negativos, como la ira y el resentimiento.
Recuerda que no se puede ser realmente libre si continúas alimentando el rencor hacia otra persona, o hacia ti mismo.
La importancia de la Ley del Perdón
A lo largo de la historia, maestros y líderes espirituales han hecho hincapié en la importancia del perdón, desde distintos puntos de vista (como recurso para la paz interior o trampa del ego, entre otras alternativas).
No es casualidad, que el Maestro Jesús lo incluyera en la oración (Padre Nuestro), que enseñó a los discípulos (“Perdona nuestras ofensas, así como también perdonamos a los que nos ofenden”. Mateo: capítulo 6, versículo 12).
En otro pasaje bíblico, el Maestro Jesús le dice a Pedro que debe perdonar “hasta setenta veces siete” a aquel que peca contra otro (Mateo: capítulo 18, versículos 21-22).
Buda también reconoció la importancia del perdón, pero desde una visión distinta a la de Jesús. En uno de los relatos sobre su vida, el Iluminado sostenía que “quien ama, ya no necesita perdonar”.
Para Buda, el perdón implicaba la existencia del ego herido y la creencia de que ese ego es el verdadero ser, y por lo tanto superior (espiritualmente), ante aquel que comete la ofensa.
No obstante, quienes lograban trascender esta trampa del ego y vivían con amor en su corazón, no reconocían ofensa o herida alguna, y contemplaban al otro con amor, desde la afinidad, sin la necesidad del perdón.
En el caso de las corrientes espirituales modernas, el perdón es considerado un instrumento para alcanzar la verdadera liberación, de eventos que generaron culpas y traumas, entre otros sentimientos de baja vibración.
Los estudiantes de Metafísica Cristiana aseguran que el perdón no es sólo una herramienta o recurso, sino una de las leyes que ayudan a controlar el pensamiento (las leyes mentales).
De acuerdo con esta creencia, practicar la Ley del Perdón permite trascender los bloqueos materiales, y evolucionar espiritualmente, ya que el individuo se aleja de la negatividad y enfoca su plano mental en lo positivo.
Es importante resaltar que Ley del Perdón es más que una formalidad, o un simple acto de palabra. El acto del perdón debe ser sincero, y estar conectado con la intención del sujeto, para que realmente funcione.
Asimismo, se entiende que, al invocar la Ley del Perdón, no se hace para agradar a un tercero (que puede o no tener conocimiento del hecho), sino para liberarse de la carga que implica el resentimiento. Es un acto personal.
Trabajar la Ley del Perdón no implica que deba aceptar nuevamente a la otra persona en su vida, mostrarse de acuerdo con una posición que no es la propia, o permitir que sean ofensivos con usted.
Los sentimientos y recuerdos tienen carga energética, que pueden unirnos con los involucrados en la experiencia (por ejemplo, la pareja con la que se protagoniza un primer beso, o una ruptura amorosa).
Si las emociones asociadas al evento y a la otra persona son discordantes y generan malestar, puede invocarse la Ley del Perdón para cortar simbólicamente con la negatividad.
Evidentemente no es una tarea sencilla, ni que se realice en un solo día; como todo proceso de sanación (interno y externo) requiere tiempo y cuidado, pero está cargada de beneficios espirituales.
Esfuerzo y compromiso para cumplir la Ley del Perdón
Al sufrir el daño que genera nuestro rencor, debemos poner de nuestra parte para lograr olvidarlo. Pero perdonar no significa que nos hagamos amigos de la persona que nos lo hizo o del delincuente que nos atacó. Lo único que busca la Ley del Perdón es que seamos capaces de desearle el bien y eliminar el resentimiento por el daño sufrido.
Cuanto más cerca estemos de Dios más fuertes llegaremos a ser y tendremos más facilidad para evitar abusos por parte de los demás. El trabajo junto a la presencia de Dios nos permitirá suplir nuestras posibles carencias y podremos así vivir con tranquilidad.
La Ley del Perdón actúa siempre, en las diversas modalidades evolutivas, aunque lo hace de una manera diferente, en función de lo que se quiera. Para poder recurrir a ella habrá primero que eliminar los problemas del pasado, olvidarlos.
Si los recordamos los problemas resurgirán y de nuevo se producirá el sufrimiento. Entonces nos quedaremos paralizados y no lograremos ningún tipo de evolución espiritual.
La Ley del Perdón y la Llama Violeta
La Ley del Perdón no debe ser invocada a la ligera, de hecho, en la Metafísica se le vincula con la Llama Violeta Transmutadora, la representación del poder divino de la transformación.
La Llama Violeta, originada a partir de la unión de la Llama Rosa y la Llama Azul, está asociada con el Arcángel Zadquiel, y se le atribuye la cualidad de transmutar el karma y restaurar energéticamente a quien la invoque.
Uno de los mantras más conocidos, utilizados por los estudiantes de Metafísica y otras corrientes espirituales modernas, anuncia “YO SOY LA LLAMA VIOLETA TRANSMUTADORA Y LA LEY DEL PERDÓN”.
Como fue reseñado en el artículo “La Llama Violeta Transmutadora: cómo transformar el rencor en amor”, publicado en wemystic.es, el único requisito para trabajar con la Llama Violeta es estar dispuesto a perdonar y perdonarse.
La llama Violeta puede invocarse en cualquier momento de necesidad (utilizando el mantra antes mencionado o a través de la visualización), pero alcanza su mayor nivel vibracional los días sábado.
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