Qué es el Síndrome de carencia afectiva y cómo actuar ante él
El afecto es una de las cosas más importantes para el desarrollo del ser humano. Después de todo, somos animales sociales, que dependemos del entorno para poder crecer como personas sanas y felices. Por eso, el Síndrome de carencia afectiva puede ser muy perjudicial para el desarrollo de los niños y su posterior adultez.
Entender qué es y cómo funciona puede ayudar a evitarlo, para que cada vez sean menos las personas que lo sufren.
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Qué es el Síndrome de carencia afectiva
El Síndrome de carencia afectiva aparece en la niñez y es el resultado de no recibir suficiente apoyo emocional en los primeros años de vida. Esto puede suceder por muchas razones. En casos extremos, puede ser resultado del abandono de los padres.
Pero incluso en niños con familias más o menos sólidas, puede aparecer el Síndrome de carencia afectiva cuando se tiene padres fríos y distantes, que tienen dificultades para expresar el afecto.
Sea como sea, el resultado de una crianza poco afectuosa es una sensación constante de insatisfacción respecto a las relaciones y un miedo crónico al abandono. Esto lleva a que las personas que sufren este síndrome busquen de forma constante el afecto de los demás para sentirse seguros, aunque siempre tendrán la sensación de que no lo han hecho bien y que pueden ser dejados.
Síntomas clásicos del Síndrome de carencia afectiva
1. Inseguridad y baja autoestima
Las personas que padecen este síndrome se convierten en adultos con la autoestima muy baja, que sienten constantemente que sus virtudes no son suficientes para ser amados. En el fondo, se replica esa falta de amor en la niñez a un escaso amor propio.
2. Miedo al rechazo y retraimiento
Esa inseguridad vuelve a estas personas muy retraídas en ocasiones, puesto que temen todo el tiempo ser rechazadas. Por eso, prefieren no exponerse emocionalmente a la posibilidad del abandono. Prefieren, entonces, no encariñarse ni vincularse demasiado afectivamente al resto de las personas.
3. Angustia y tristeza
Como son personas que sienten que no son suficientemente buenas, en general las invaden emociones negativas, como la angustia y la tristeza. Desconfían de sus cualidades y le cuesta mucho tomar riesgos también en otras áreas de su vida, pues siempre piensan que fallarán.
Como desconfían de sus talentos y le cuesta mucho hablar de ello con los demás, puede resultarles muy difícil encontrar la manera de salir adelante.
Cómo actuar ante el Síndrome de carencia afectiva
Lo primero que nos enseña el síndrome de carencia afectiva es que ser amorosos con los niños es fundamental para su formación como adultos. Por eso, es importante saber que estar presente en la vida de los pequeños y demostrarles cuánto los amamos es vital.
Sin embargo, no todo está perdido para quienes no tuvieron esa suerte. Como todos los patrones de comportamiento, el Síndrome de carencia afectiva puede tratarse y revertirse. Lo primero, como siempre, es saber identificarlo.
Luego, toca trabajar para aprender a pedir afecto de las personas que nos rodean hoy. Entendiendo que no hay una edad para ser amados y que siempre podremos encontrar a nuestro alrededor el refugio que nos falta. Hablar de eso con las personas importantes de nuestra vida es fundamental.
Finalmente, siempre es saludable pedir ayuda profesional para buscar soluciones a nuestras dificultades emocionales.