Meditación para niños ¿Por qué los niños deberían meditar?

La práctica de la meditación para niños, así como para adultos es un excelente método para obtener relajación, concentración y equilibrio. Requiere pocos minutos de tu tiempo, y no está ceñida a un camino religioso específico, por lo que es apta para todos.
El décimo cuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, dijo una vez:
“si le enseñáramos meditación a cada niño de 8 años, eliminaríamos la violencia en solo una generación”.
Si tienes niños en casa o que forman parte de tu vida familiar, habrás notado que las exigencias de la vida moderna, han convertido a muchos de ellos en victimas del estrés, al igual que a los adultos.
De allí la importancia de transmitir los conocimientos sobre la meditación a los más pequeños, como sugiere el Dalai Lama, y mostrarles como canalizar su energía para lograr relajación y paz interior.
Ten presente que no se trata de algo impositivo; los niños deben aceptar participar, por su propia voluntad, y asumir la meditación como una práctica natural y no una obligación.
Si realizas tus meditaciones diarias cerca de ellos, con alegría y buena disposición, es probable que los niños sientan curiosidad y deseen experimentar el ejercicio. Predica con el ejemplo y serás escuchado.
Beneficios de la meditación para niños
- Favorece la integración familiar, al convertirse en una actividad grupal
- Disminuye los niveles de estrés, hiperactividad y ansiedad en los niños
- Facilita los procesos de concentración y enfoque, a través de un método natural
- Aumenta la creatividad
- Desarrolla el concepto del yo, la atención plena y vivir en el presente
- Fortalece el amor propio
- Mejora las relaciones interpersonales
- Será punto de apoyo cuando se enfrente a los retos de la madurez
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¿Cómo pueden meditar los niños?
El primer paso para enseñar la práctica de la meditación para niños, una vez hayan mostrado su interés y consentimiento, es practicar la respiración consciente, es decir, la respiración como ancla de la concentración.
Realiza los ejercicios por períodos de uno a tres minutos, para comenzar, y vigila que no se produzcan episodios de hiperventilación. Ten paciencia durante la enseñanza, y muéstrale los principios de la concentración.
Otra técnica que puedes emplear con éxito es la visualización guiada. Emplea figuras o paisaje que sean del gusto de los niños o le resulten familiares. En cada sesión varía las imágenes mentales. La creatividad es crucial para mantener su interés.
También puedes enseñar la práctica de la atención plena y la meditación a los niños, utilizándolo figuras de mándalas y animándolos a colorearlos, reconociendo el significado de cada color. Únete a ellos con entusiasmo y colorea tus propios diseños.
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